sábado, 31 de julio de 2010

Una buena historia: el cuadro perdido

Mi amigo se llama Erik; es danés; nació y sus padres lo trajeron a la Argentina.
Nos conocimos en el secundario -que es cuando las amistades se afianzan- y aunque solía ir a su casa, nunca traté mucho a su padre Rodolfo (o Rudolf).
Son muy parecidos y por eso chocan: los dos apostaron a la parte creativa de la vida, uno con más suerte que el otro, pero en esencia, siguen siendo los mismos.
El padre -sin embargo- sigue conectado con Misiones (la que dejaron a mediados de los setenta) y como es pintor le gusta venir a exponer aquí junto a su amigo Zygmunt Kowalski.
Bueno, de una de esas visitas, Rudolf me contó lo que pasó con un obsequio que él había hecho en 1950 al municipio de Eldorado. Y cómo buscó ese cuadro cuando se enteró que no existía más, pese a su inmenso tamaño.
Aquí va esta buena crónica...

La increíble historia del cuadro donado al municipio de Eldorado

El pintor Rodolfo Beth lo realizó en 1950, pero fue dejado de lado. Hace cuatro años, el artista lo descubrió roto e inutilizado. Mañana entregará una reproducción del mismo que pintó en España

Se llama El cruce de los Andes del Libertador General don José de San Martín

Había estado buscándolo por todo Eldorado. “Está en el (kilómetro) 9”, le dijeron. Pero no lo hallaron. “Está en algún lugar del Pequeño Teatro Colón, donde antes era la Municipalidad”, le dijo otro. Pero no lo hallaron. En su incesante búsqueda lo acompañaba su sobrino Rubén Baker que vive en Eldorado. Pero no estaba por ningún lado. “Puede estar en el museo del Parque Schwelm”, especuló alguien. Y fueron hasta allá.
No, no estaba en ninguna sala. Sus impresionantes medidas que cubrían más de 6 metros cuadrados habían quedado reducidas. Le habían cortado y separado del marco construido en tres maderas de ley especialmente. Lo habían enrollado y tirado en una oficina de algún ignoto funcionario. Allí estaba arrumbado. Pidió abrirlo y mirarlo.
Lo desparramó en el césped y allí vio -con lágrimas en los ojos- cómo había quedado su obra, ésa que había hecho con tanto amor y donado a la entonces joven colonia y que según la nota que le habían dado en 1951 “pasaba a formar parte del patrimonio municipal (…) y que siempre iba a estar ubicado en lugar de preferencia dentro del edificio municipal a la vista del público de hoy y las generaciones futuras”. “Parecía que el destino le había jugado una broma macabra”, tal como cantaba Sabina.
El cuadro estaba inutilizado y no había posibilidades de restaurarlo. Pero como la vida, el arte siempre renace.

Hubo un tiempo…
Rodolfo Beth llegó a Eldorado con 23 años desde su Dinamarca natal buscando un poco de paz y libertad. Atrás quedaba una Europa destrozada por las guerras.
En la joven colonia hizo su vida, pudo desarrollar su pasión por la pintura hasta transformarla en su medio de vida, tuvo sus hijos. Luego de un cuarto de siglo, decidió marcharse pero con un dolor en el pecho.
En 1950, año del Libertador, había decidido donar al Municipio un cuadro gigante (de 3 metros por 2,20 metros) denominado El cruce de los Andes del Libertador General don José de San Martín, con su Ejército. Pero el mismo se había quedado sin lugar de exposición luego de la mudanza del edificio municipal desde el kilómetro 2 al kilómetro 9. Y así comenzó la odisea para su obra que terminó con ese triste y oscuro final.
“Era 1950 -recuerda hoy junto a su amigo el también pintor Zygmunt Kowalski que le da un cobijo cuando pasa por Posadas- y las autoridades de Eldorado me preguntaron si me animaba a pintar algo así. Yo contesté que sí, naturalmente. Pero que me iban a tener que ayudar. Yo no conocía nada acerca del tema del cuadro. Y empezamos”.
Rudolf Beth tomó con todo el empeño su trabajo y se interiorizó a fondo de qué se trataba ese hecho y quién era el personaje histórico. “Primero conseguí fotos de paisajes de la cordillera de los Andes, por donde cruzó San Martín. Luego me hice un croquis para entender el recorrido. Y después me puse a averiguar cómo eran los animales que usaron (caballos, mulas, etc), que armas se usaban, los trajes de los soldados. ¡Si hasta me conseguí el esqueleto de un caballo para tratar de respetar las proporciones!”, se ríe hoy recordando su osadía.
Cuando la obra fue avanzando (tardó cinco meses en concretarla) hubo varios 'modelos vivos' también. “Como pintaba en una casa gigante especialmente acondicionada, venían los gendarmes a caballo, entraban en el vestíbulo y posaban para mí. Y eso no es todo. Fue mi amigo Edwin Köstlin quien posó para mí como el mismísimo general San Martín. Trabajé día y noche y mi compromiso también incluía entregarlo con marco”.
Así fue que encargó a una carpintería un trabajo especial que combinada un marco con tres maderas para que no se venciera, con el paso del tiempo.
Cuando en 1977 dejó Eldorado, su obra ya no tenía lugar. “Vamos a hacer un piso más en la municipalidad”, le habían prometido, “para poner su obra”.
Y Beth reflexiona. “Dicho, nunca hecho”. Cómo no iba a sentirse mal con lo que pasó. “Yo no tengo rencor, pero sin embargo me duele, porque para mí, el querido pueblo de Eldorado no merece lo que le pasó al cuadro de San Martín”, se le escuchará decir una y otra vez.

Final... ¿feliz?
Y hace un tiempo comenzó la segunda parte, que Rodolfo Beth espera termine mejor. “Hay personas como la señora Verónica Von Schwartzenberg que me ayudaron enormemente en este asunto de la reconstrucción”, acota.
“Cuando hablamos de hacerla de vuelta, me preguntaron cuánto costaría. Y yo les dije: 'Sale 10 mil dólares'. Y sus rostros lo decían todo. '¿No puede ser la mitad?', me plantearon.
Y ahí, el artista dijo lo suyo. “Puedo no cobrar nada. Voy a donarlo. Pero me gustaría que tenga un mejor destino que el original. Eso es todo lo que pido”. Estaba claro. Desde ahora, todo va a depender de la gente de Eldorado. Y es de esperarse que esta vez sí haya un lugar para poner y exponer El Cruce de los Andes.


¡Se perdió en el vuelo a la Argentina!
Como si todas las peripecias vividas con su obra no fueran suficientes, Rodolfo Beth perdió su reproducción en el viaje desde Madrid a la Argentina. “Con el cuadro terminado espero no tener inconvenientes, lo voy a llevar enrollado en un tubo de cartón de 125 x 10 centímetros de diámetro. Espero que me dejen llevarlo en la cabina”, se esperanzaba hace un mes.Pero no pudo ser. “Tenía 15 centímetros de más y no podía cargarlo a la cabina. Y cuando lo embarqué en Madrid, pese a que mi vuelo iba a Buenos Aires me lo enviaron a Montevideo (?)”.
Y cuando reclamó, le dijeron. “Váyase tranquilo que de Montevideo le enviamos a Buenos Aires. Por supuesto cuando aterricé mi cuadro no estaba. Después de esperar un día y medio en la casa de mi amigo Frank Clusartz, éste se cansó, y fue a las oficinas de Austral. Allí estaba, una vez más, tirado en el suelo”. Y ahí recién lo recuperé”

viernes, 30 de julio de 2010

La increíble historia del Huracán que no pudo ser..

Cuando surge la pregunta: “¿Puede una canción cambiar el mundo?”, los escépticos responden: “Qué va…”
“Y sin embargo…”, dirán los otros Suena una guitarra, un violín sobrevuela la canción y la voz de un tipo enojado empieza a contar una historia…
“Los disparos de pistola resonaron en la noche en el bar
Llegó Patty Valentine desde el piso de arriba / Y vio al encargado en un charco de sangre. ‘¡Dios mío, los han matado a todos!’, gritó”.
“Aquí viene la historia del Hurricane. El hombre al que las autoridades culparon de algo que nunca hizo. Lo pusieron en una celda, pero él pudo haber sido el campeón del mundo”.
Sí. Hurricane se llama Rubin Carter. Un negro que era boxeador y que por esas delicias del sistema penitenciario de Estados Unidos decidieron mandar a la cárcel, condenado por asesinatos que no cometió.
Él era violento. Él solía pelearse en la calle y terminar en las comisarías.
Corría el año 1966 y Hurricane (ése era su nom de guerre) había dejado el Ejército y se dedicaba al box igual que muchos otros negros que trataban de asimilarse de alguna manera al sistema. Era un medio mediano y tenía posibilidades de pelear por el título.
Pero lo acusaron y le dieron tres perpetuas. Nueve años después, Robert Zimmerman (alias Bob Dylan) se entera del caso, lo visita en el penal y rearma la historia. El país entero toma conocimiento del caso.
“No puedo evitar avergonzarme de vivir en un país donde la justicia es un juego”, cantaba furioso el mejor Dylan.
“Ahora todos los criminales con sus trajes y corbatas están libres para beber martinis y mirar el amanecer, mientras Rubin se sienta como un Buda en su celda de tres por tres”.
Las manifestaciones derivaron en protestas pero también en gente que juntó dinero y el juicio se reabrió. Pocos años después, Rubin Carter estaba libre.
Bob Dylan nunca más volvió a cantar ‘Hurricane’.
Pero yo no puedo olvidarme de su caso. “Esa es la historia de Hurricane que no terminará hasta que limpien su nombre.
Y le devuelvan el tiempo que ha cumplido. Lo pusieron en la celda de una prisión, pero una vez pudo haber sido el campeón del mundo”.
Desire se llamó el discazo del viejo Bob que salió en 1976. Allí están Hurricane, Sara, One more cup of coffee, Oh, sister y varias maravillas más. Le compré a Celio Clausen y en aquel entonces lo editaba CBS. Por esas vueltas del capitalismo y por la venganza de Hiroshima ahora la compañía lleva nombre japonés. Y no re-editó Desire. Igual, me acerqué a lo de Celio con mi viejo LP (Long play) y le pedí una copia en CD. Y me la hizo.
De vez en cuando, me emociono con Hurricane. El que pudo “haber sido campeón del mundooooo!”
Ah, la respuesta a la primera pregunta es: “Sí, una canción cambió el mundo de un hombre al menos”.

lunes, 19 de julio de 2010

Turno de entrevistas: Tito Mónaca, el hijo del integrante de la orquesta

Una de las notas publicadas este año en El Territorio consistió en la entrevista a Alberto "Tito" Mónaca, con el que tengo algunos denominadores comunes: origen italiano y una profunda relación con Eldorado (mi pueblo natal).
Bueno ahí va. Esto se publicó el Lunes 7 Junio de 2010 en la sección "La Misiones que se viene".


Hay que volver a formar los ciudadanos
Formado en la escuela de Leandro Saporiti llegó al periodismo casi de casualidad. Pero lo abrazó con tal pasión que nunca más lo abandonó. Monaca cuenta sus experiencias en el Alto Paraná donde conoció y admiró Eldorado
El auto se va acercando a la casa del entrevistado y él ya está afuera haciendo aspavientos. “Bajen, bajen", pide y le manda al fotógrafo cruzar la ruta 105 para que tome una foto desde el otro lado de un kiri gigante y muerto. “Es que estoy pidiendo al municipio que lo vengan a sacar. Tiene diez metros de alto y está seco. Acá pasan cientos de escolares por día y si esto se cae va a matar alguno. Pero no vienen, che”.


Alberto “Tito” Monaca espera cumplir 80 años en septiembre. “Los que me conocen, no entienden cómo ando tan bien”, dice. “Es que me conservo en alcohol, bromeo yo”, acota al hacer referencia a sus gustos por las bebidas.

Su vozarrón retumba cada vez que habla y la memoria no parece sufrir los embates de ocho décadas intensas de vida. Porque él -como los barriletes- necesita viento en contra para levantar.

Admite un antiperonismo visceral ya que durante los años 50 le impidieron ingresar a estudiar medicina, tal su deseo. Se emociona cuando piensa en los tantos homenajes que en vida ya le hicieron. Como cuando su comunidad adoptiva (Eldorado) lo recibió y le entregaron una plaqueta toda construida con maderas del monte y el perfil de Misiones: cada uno de los 17 departamentos provinciales tenía una madera diferente.

Y recordará cuando trajo metralletas para guerrilleros paraguayos que querían tumbar a Alfredo Stroessner. O cuando impulsó junto a Graciela Cambas y Honorio Rolón la bandera de Misiones que se inauguró en el monumento a Andresito. También sus aventuras por Buenos Aires y por Eldorado pese a que hace 40 años está instalado ahí en la entrada de Posadas muy cerca de la Garita.

“La otra vez veía enfrente en la escuela cómo los alumnos atropellaban a las profesoras con sus maletines para subir al colectivo. Y le dije a una: “Señora ¿cómo ustedes se dejan hacer eso?”. Y ella: “¿Y qué quiere que haga?”. Y yo: “Enséñele a ser ciudadano, a respetar a los mayores, a los maestros”. Y ella: “Y qué quiere que haga”. Y yo: “¿Usted sabe qué quiere decir 'ciudadano'?. Y ella: “Sí, por supuesto: habitante de la ciudad”. Ahí me di cuenta que ella era una habitante de la ciudad. Por eso cada vez la gente está más domesticada. Se puede tener un pueblo educado que quiera vivir en sociedad teniendo derechos -muy especialmente- respetando a los demás y cumpliendo los deberes. Hay que educar para volver a tener ciudadanos”.

Y reivindicará la Constitución como la gran arma para luchar por una provincia mejor. La tomará con sus manos y la blandirá como una espada. “Acá está todo: el artículo 2 que da el derecho de revocatoria, el 50 y 52 que habla de la necesidad de planificar en la provincia; el 79 que habla de las obligaciones de un funcionario sospechado” explicó.

La extensa charla de este hombre lleno de exabruptos (en Argentina se suele decir 'un gran puteador') y convicciones firmes es el mejor ejemplo de cómo el periodista se involucra en la vida y en la vida de las gentes… aunque él sólo quería ser un médico.

Hoy, en el día del Periodista, Alberto “Tito” Monaca es un ejemplo, una forma de ejercer el periodismo, una profesión a la que viviseccionará con el escalpelo de su dialéctica implacable. El lector deberá sacar sus conclusiones. Tito -hace rato- ya tiene las suyas.







¿Qué recuerda de su padre?

Mi padre era un anarquista siciliano. Y músico. Y vivíamos una época distinta. El comunismo era importante durante gran parte del siglo XX. Había tipos como Tulio Fernández do Santos y Marcos Kanne de Oberá, figuras históricas y los dos comunistas.







Bueno, pero visto a la distancia, el Comunismo parece un cuento de hadas ¿verdad?

Y, ya no es como era antes: era combatiente y doctrinario. Mi peluquero Rolón que tenía su peluquería frente al (hotel) Savoy era uno. Me iba a cortar y charlábamos. Habitualmente nos tuteábamos. Pero cuando se largaba a hablar del comunismo… “como usted sabe mi amigo”… . Y yo le decía: “Dejá de hinchar las pel… ch'amigo…si me estuviste tuteando”. Y Gómez el padre del historiador actual (Julio Alejo) era manicuro, paraguayo y comunista.







Usted desarrolló buena parte de su vida en Eldorado. ¿En qué año conoce?

En 1948, para visitar una novia que tenía. Vivía en el Kilómetro 8. Tengo un libro escrito sobre Eldorado ese magnífico pueblo que… nada que ver con lo que es ahora.







¿Cómo era Eldorado?

Le cuento. Me fui de visita y pude comparar la cultura sajona con relación a la latina, italiana. Mi padre y abuelo sicilianos eran explosivos: Si veían mirando a la hija, enseguida soltaba un “figlio da putana”, y se te venían encima. En cambio en Eldorado, yo era el candidato de la hija: me recibían, me atendían, tenía una piecita para dormir. Y compartía las comidas. Una cultura totalmente diferente.







¿Algún recuerdo especial?

Sí. Recuerdo haber ido a una celebración de fin de año en el kilómetro 23 y había lechón. Pero era muy gordo. Pura grasa. Evité comerlo y fui atrás. En una casa de madera con una galería había un viejo con barba leyendo. Y fui hasta esa galería. En alemán leía ‘Así hablaba Zaratustra’ de Federico Nietzche. En medio del monte, ese hombre estaba leyendo uno de los libros de filosofía más difíciles. Esa era la cultura de Eldorado.







Más ejemplos

Según Monaca, en Eldorado había una cultura cívica notable. Al “Copetín al Paso” de Gerd Muller lo bauticé la Avenida Corrientes. Estaba abierto las 24 horas. Recuerdo que están tomando cerveza y miraban la Plaza Sarmiento. Y ahí mismo decidieron. “Vos traé tal cosa, yo tal otra”. Al día siguiente, ellos estaban arreglando con sus peones la plaza Sarmiento. Todo lo hacían ellos y todo estaba bien. Arreglaron la plaza de primera, sin cobrar un mango. Por amor al pueblo. Es el ejemplo más hermoso de sistema solidario de cooperativismo. Eso también había en Montecarlo, Puerto Rico. Todo lo hacían desde el sector privado: el puerto, las calles, telefonía, electricidad, televisión, agua. Todo lo hizo la cooperativa. Eso se lo explica a gente hoy y nadie lo puede creer”.







¿Así era esa ciudad?

Sí. Eldorado era la capital de la joda.Todo era rentable: El té, la yerba, la madera, el citrus. Zettelman exportaba 350 mil cajones de su packing. Por cada cajón de naranjas que vendía, ganaba un dólar. Con esa plata, en lugar de sacar afuera la inversión, reinvirtió e hizo Aeronorte. El mejor avión era Aerocomander. El mismo que usaba el entonces presidente de EE.UU. (Dwight) Eisenhower.







¿Hay diferencias?

¿Y qué te parece? Cómo hoy vas a gozar si ganás 2 mil pesos y no podés ir a un copetín y pagarte un trago y una picada. En aquella época si cinco tipos se juntaban, eran cinco botellas de cerveza. Y si seguía la ronda, eran diez botellas. Pero nadie se emborrachaba porque tu dinero valía. Era una cuestión psíquica. Hoy sentís el olor de un corcho con vino y ya te agarrás un pedo de la gran siete porque estás con problemas y el alcohol te afecta más. Algunos me dicen '¿cómo seguís tan fuerte? Y, estoy así porque estoy conservado en alcohol.







Otra tema, igual pasión

Llega el turno del periodismo. La cuestión no es comparar épocas pero Tito no esquivará el bulto. Bien valen sus reflexiones.







El periodismo ¿era mejor o diferente?

Es lo mismo que yo hago al comparar las profesiones del médico de antes y el de ahora. El médico de ahora tiene toda la tecnología. “Con la tecnología que tienen ahora, hay que esperar el análisis de sangre, el centellograma, y tantos otros. Antes un médico te decía: Agachate, a ver saque la lengua (hace el gesto) miraba el fondo del ojo, te tomaba la pulsación y te daba la receta. Y algunos se enojan cuando yo digo hoy que lo mejor para hacer un diagnóstico es la chacra 60. Me dicen, “¿qué es?”. Y yo: El cementerio: Hacés una autopsia y sabés perfecto qué (males) tenía una persona.







¿Y con las técnicas?

El alma de la redacción es el archivo. Antes el periodista sabía hacer de todo un poco como los médicos generalistas. Me tocó el caso cuando muere el boxeador José María Gatica. El jefe de redacción me pide que haga la nota. Y yo no conocía nada de boxeo. Pero tenía algo fundamental -me enseñó también Lucho Pérez- el alma del diario, el archivo. Cuando está enfermo (el papa) Pío XII y el jefe de redacción dice: Está grave el Papa. Y con el archivo armamos todo en función de la (eventual) necrológica. Y dejamos arriba la parte donde debía decir (si ocurría el hecho) Ciudad del Vaticano (urgente). A tal hora, falleció. El resto estaba todo hecho. Y qué casualidad. Fallece a medianoche. Entonces, como ya estaba todo hecho, a las una de la mañana ya estábamos en la calle y les ganamos a todos los diarios de la competencia. Y todo por el archivo que acá nadie da pelota.







¿Y la lucha?

También. En todo eso hay un cambio tan grande en la cultura ciudadana. Hoy pasamos y vamos a pie. Estamos sentados en el bar. Y viene otro y dice: “Mirá éstos. Tuvieron poder, tuvieron todo y ahora andan sin ningún mango”. Y pasa un tipo en 4x4. Fue concejal después intendente. Era un “seco” (persona con pocos ingresos) y tres o cuatro años atrás vos le pagabas el café en la vereda. Ahora, pasa y ni te saluda. Y la gente dice: “Mirá qué tipo inteligente, qué tipo piola”. Esa es la sociedad que tenemos.







¿Y por qué tenemos eso?

Porque también se dejó en el colegio lo que antes en la escuela se llamaba Instrucción Cívica. Era para enseñarnos a ser 'ciu-da-da-nos'. Y ahí volvemos a lo mismo de la maestra, ¿no? Y es falso lo que dicen los políticos de ahora.







¿Cómo es eso?

Ellos pretenden tener mayoría parlamentaria para tener gobernabilidad. Ahí hay una falacia. Yo fui secretario parlamentario de la Ucri en 1963 a 1966 había ocho partidos. Fue el período en que se sancionaron las mejores leyes que tiene Misiones.







¿Porque salen por consenso?

Claro. Eso hay que insistir. Y les digo a amigos periodistas. No pueden sacar sólo la mención: “No fue aprobado tal proyecto por la mayoría automática”. Para que el pueblo sepa, hay que poner el nombre de cada uno de los que votó como parte de esa mayoría automática. Y hay que poner la cara de cada uno de ésos. Ya que se vota lista sábana y aparece mi vecino: ‘Bueno. Ah, eras vos el que votó en contra de los intereses de mi pueblo’. Y le quita el saludo. Poner eso de la mayoría automática sin aludir a quién se refiere es otro error.







¿Y hay más?

Sí. Viene el periodista y dice: '¿Qué voy a hacer. Si me pagan, que se vayan al diablo todos?' Y no es así. Falla el político, en particular el de la oposición . Y yo les encaré una vez. Y me dicen: ‘¿Qué querés que haga?’ Y yo: 'Hay que luchar ch'amigo'. Y el otro: “No, porque si mandás a los diarios, no te lo publican”. Y yo: “Bueno, hacé como hago yo: si no te publican aunque no tenga un mango, hago 50 copias y hago de Mariano Moreno y voy a un café y le doy una a cada uno”.







¿Recuerda algo de El Territorio?

Sí. Yo le comentaba a (el ex director de El Territorio) Lucho Perez que la mejor manera de sacar un diario era el contacto piel a piel. Cosa que ni los políticos de ahora hacen ni los periodistas. Entonces tener una caja chica y darle al periodista achispado que vaya a la churrasquería a almorzar y vea y escuche. Y tenga los oídos bien parados. Y antes de ir a la churrasquería que pase por la confitería del centro. Y escuche todo.







¿Y ahora cómo es?

Ahora no. Ahora te dicen: “Tenés que ser más mesurado”. Esa es otra falsedad que tienen los periodistas de hoy en día. Dicen: Yo no estoy con este ni con el otro. No. No. El periodista debe aceptar que conduce la opinión pública. Si tiene pruebas sobre un funcionario, debe decir. “Señor funcionario, usted es un delincuente”







¿Y qué pasó en el Cabildo Abierto?

Cuando estuve en el Concejo Deliberante le agradecí a la doctora Gottschalk. “Lo primero que tenemos que hacer es cambiar el nombre de la capital de la histórica provincia de Misiones. Jamás puede llamarse Posadas. Porque Gervasio Antonio de Posadas fue el más grande enemigo que tuvo la provincia. Con los pueblos de Misiones creó la provincia de Corrientes. Fue el 22 de mayo pasado. Y no salió nada en ninguno de los diarios de Misiones. Calculo que los periodistas se habrán ido a cag… por eso no salió nada (risas).

Terminé de hablar diciendo que hace 26 años por una iniciativa del diputado misionero Cleto Rauber se aprobó una ley y se promulgó con la firma del presidente Alfonsín la obligación de levantar un monumento a Andresito Guacurarí en la plazoleta Misiones en Buenos Aires. Qué hicieron nuestras autoridades hasta ahora. Hubo muchos aplausos. A la tarde mientras había un cabildo abierto y de repente se para alguien y me apunta con su dedo (yo me asusté un poco) y dijo a los gritos. “Ahí está el valiente periodista misionero verdadero. Nunca se acobardó”. Eso no salió nada en los diarios.

Hasta ahora, al menos, ¿verdad, Tito?



El perfil (descripción del entrevistado)

Alberto “tito” Monaca

Nació en Posadas en 1930.

Su padre Pedro del Salvador Monaca músico de profesión pero también anarquista. Su familia provenía de Sicilia.

Quiso ser médico pero por problemas ideológicos (estaba fichado de ‘comunista’) no pudo ingresar. Trabajó en la agencia de noticias Saporiti. También estuvo en Clarín y en Télam. En Misiones escribió Econorte que salía con El Territorio. Fue director de Prensa de César Ayrault. En el último Gobierno militar propició la Comisión de Defensa de los Legítimos Intereses de Misiones (Codelim) y evitó el desguace de empresas misioneras

lunes, 12 de julio de 2010

Cuando Gualeguaychú era una fiesta

Tiempo atrás me animé a publicar en El Territorio una nota sobre los piqueteros de Gualeguaychú, esa localidad que municipalizó las relaciones exteriores del país y cortó un viaducto durante casi cuatro años. Esta gente que se animó a protestar contra una supuesta contaminación mientras tapaba sus narices para no oler las emanaciones de sus cloacas sin tratamientos y se tapaba los ojos para no ver las matanzas de especies en su propio territorio. ¿A gente así se les puede llamar 'ambientalistas' sin caer en un menosprecio del término?
Aquí van esas reflexiones.

Hay enemigos más fáciles de atacar



Hay gente bienintencionada que pone la firma, el ‘gancho’, la cara, el respaldo de su trayectoria para apoyar obras benéficas.

O que ellos creen que son benéficas.
No se puede soslayar -por caso- a Natalia Oreiro o Facundo Arana (populares actores de la TV vernácula) poniendo sus agraciados rostros para la campaña de una organización que dice defender los derechos ambientales de todos.
Pero lo notable de estos casos es que los mensajes subliminales que emitieron estos famosos suelen incurrir en tremendas inexactitudes y este propalamiento no suele analizar el contenido científico de los mensajes emitidos.
“Soy ecologista y sé que contaminan”, decía enfática y sin rasgos de duda la ex Muñeca Brava respecto de la pastera Botnia en su país de origen.
Esa misma contundencia le impidió leer o enterarse de las cartas dadas a conocer por eminencias argentinas (la Academia Nacional de Ingenieros envió a Néstor Kirchner; hay una evaluación de la Universidad Nacional de La Plata también enviada al PEN) donde ambas coincidían en que Botnia no contaminaba. Ni se le iba a pedir que supiera qué opinaba una de las mayores conocedoras del país como es María Cristina Area (que vive en Misiones pero a la que consultan de todos lados). No: esas eminencias no tienen prensa.
Esa gente no sale en Telefé ni tiene espacio ganado a fuerza de golpes de efectos como colgar carteles o cualquier otra cosa en el Obelisco.
La buena de Nati, la ex Cholito, ni se enteró de sus existencias y menos, se molestó por averiguar qué podían decir. Antes de lanzarse a la campaña, ya tenía decidido su voto.
Es natural: ella no tiene que andar sabiendo que existen otras verdades y otros enfoques que los medios ecologistas y las ONG (que viven de eso) se lo negaran. Ella va y pone la cara y dice lo suyo. Ése es el mensaje. El resto, para ella, no cuenta. Aunque ella esté equivocada.
Así, no hay que extrañarse que en un popular programa de radio en Posadas pueda afirmarse muy suelto de cuerpo que “la deforestación de Misiones trae (o atrae) las tormentas que se padecieron en estos últimos tiempos”.
Aunque el que lo diga no sea Alfredo Yaquinandi ni Fabio Cabello ni José Olinuck (Agrometeorología del Inta).
No. No ninguno de ellos. Lo dice un locutor que vivió la mayor parte de su vida en Buenos Aires. Que cae fácil en el discurso que se “comió” a Oreiro también.
Se dice eso, aunque se pueda destruir toda la teoría existente sobre los fenómenos meteorológicos.
Sería inútil recordar a quien afirma tamaña barbaridad que hace 50 años también ocurrían estos eventos, que tienen que ver probablemente más con el cambio de temporada (del invierno a la primavera-verano) que con la deforestación. (¿O es que ahora en pleno verano y sin esas brutales tormentas se terminó tal vez la deforestación -denunciada como causa de los desastres de San Pedro-?).
Todos esos razonamientos caen con la lógica del mero análisis. Lástima que quienes lo sostienen casi nunca advierten la brutal contradicción en la que viven. Y siguen machacando como si nada de lo que la realidad les va desmintiendo tenga que ver con lo que ellos sostienen.
Sería inútil recordar a ésos que utilizan de una manera irresponsable los medios para enviar señales tan desafortunadas (y, en el fondo, erróneas) terminan produciendo un descalabro en las mentes de los que las reciben.
Sería inútil decirle a Nati Oreiro que se dé una vuelta por Entre Ríos y vea cómo sí contaminan las aguas de sus arroyos los paisanos de la vecina provincia, cómo degradan el suelo, cómo se tiran aguas servidas en la capital provincial a los cursos de agua naturales (todo esto denunciado por los propios entrerrianos).
Hace poco, miles de animales murieron (aves como palomas, loros y cardenales; zorros, peludos, peces) en la zona del conflicto: el problema es que no era por Botnia. Cuando se le preguntó a los ambientalistas de Gualeguaychú si iban a protestar por eso, la respuesta fue: “Ah, no. Nosotros estamos contra Botnia que está en Uruguay; no, contra nuestra gente”.
Clarito, ¿no?

domingo, 11 de julio de 2010

Matrix y la relación 16 a 1 ¡Y la foto de Stacey!

La escena corresponde a Matrix Recargado: el bueno de Neo (Keanu Reeves) está persiguiendo a los malos que le tienden una trampa en forma de una puerta. Nuestro héroe abre la misma y se encuentra en un sitio a miles de kilómetros del lugar.


Internet es Matrix. Ahí está todo.


Lástima que a veces nos toca -como a Neo- abrir puertas que nos dejan más lejos (que cerca) de lo que andábamos buscando.
La cuestión viene al caso cuando los datos aparecen.
Y permiten sacar conclusiones.

Lea el amable lector lo siguiente: Según la Revista Norteamericana de Periodismo (American Journalism Review), la versión en internet del diario probablemente más famoso del mundo (el New York Times) es visitada en promedio por los usuarios unos 34 minutos y 53 segundos al mes; o sea, unos 68 segundos diarios, algo así como un minuto y poquito más que gasta la gente en verlo cada día. Y estamos hablando del NYT.


Pero otro trabajo de la firma Scarborough Research consignó que los lectores de papel del mismo diario (The New York Times) invierten 16 minutos diarios en la edición impresa. Todo citado en Hora de Cierre de la SIP.






Interesante relación, ¿no? Da algo así como 16 a 1.






Parecería que la gente sigue prefiriendo leer los diarios en papel más que en la red. Aunque atenti: esto puede ser una trampa... No abra esa puerta, por favor.






Porque se puede estar a favor de los diarios y a favor de internet, sin distinciones.






En los anales 2005 de la Academia Argentina de Artes y Ciencias de la Comunicación Lauro Laiño hacía referencia a los bloggers y la forma en que estaban cambiando en el mundo las comunicaciones.






Pero, primero veamos de qué se trata el fenómeno.






'Blog' es una apócope de 'weblog' que a su vez deriva de dos palabras


inglesas: web y log. La primera refiere a la red (o internet) y la segunda a diario o tal vez a 'logos' (= palabra). También se habla de 'bitácora', es decir de esas glosas que escribían los capitanes mientras duraba la travesía de un barco.






Y ese sentido se acerca bastante al uso que se le da: en esencia son sitios donde alguien escribe algo y que pueden ser cargados por sus propios autores. Y que crecen y se reproducen como conejos en Matrix, perdón en internet.






Un blog es una página web, generalmente personal, donde se publican periódicamente notas, artículos o comentarios de interés sobre diversos temas o sobre la propia vida del autor.






En este último caso, se asemeja a un diario personal.






"Es gratis, puedo escribir lo que quiera sin que nadie me censure", explican sus defensores, al compararlo con los periódicos.






O como afirman otros: "Escribo para descargarme; expreso lo que siento mediante las palabras".






Ahora, vayamos a Laiño.






Este académico pone como inicio de una nueva era (de la comunicación) el 7 de julio de 2005. Fue el día del atentado con bombas en Londres.






Apenas dos horas después, Adam Stacey, uno de los sobrevivientes de los ataques, "subió" a la red en su blog imágenes exclusivas tomadas con su celular y desde el lugar de los hechos, como ningún otro fotógrafo pudiera haberlo hecho.

El hombre no se lo había querido dar a los diarios de su país, pese a que estos habrían pagado por dichas imágenes.
"Acababa de nacer una nueva era en el periodismo y la comunicación", sentenció Laiño.
Y agregó algo muy interesante: "Aquella trágica mañana londinense, cientos de ciudadanos comunes devinieron periodistas instantáneos sin necesidad de pesados cursos de ética y estilo o agobiantes exigencias de cultura general".
Es más, en el momento de dar su charla, Laiño pudo cuantificar el fenómeno:
"Cuando termine esta exposición de rigurosos diez minutos se habrán creado 3600 blogs. Cada mañana pueden consultarse 80 mil nuevos diarios personales en la red".
Lástima el dato que da a continuación: De 14 millones de blogs existentes en un mes determinado, la mitad había desaparecido a los 30 días o se había vuelto inactivo. Esto es, que su autor no 'subía' o no escribía más en su diario.
Lo que nace fácil, a veces, se va rápido también.
¿Qué pasó con las fotos de Stacey, el sobreviviente del ataque en Londres? A cinco días de subirlas en su sitio, 77 mil personas las habían visto.
Aunque parezca una cifra importante, no lo es.
Para tener una idea, la web del diario territoriodigital.com (donde trabajo) tiene 1 millón de visitas mensuales. Esto es, unas 170 mil en cinco días. Sin hechos espectaculares esa cantidad (¡de un diario de provincia!) supera holgadamente al bueno de Stacey y sus fotos ¡en el primer mundo!


¿Qué puede decirse de un diario nacional?
Infobae suele superar los 2 millones de visitantes diarios y Clarín llega al 1,5 millón de visitantes.
Aunque algunos puedan defender estas nuevas formas de periodismo, definitivamente, las noticias siguen pasando por los diarios, al menos por ahora.
 Si no, nos puede ocurrir como al bueno de Neo. Podemos abrir una puerta y encontrarnos que el lugar que buscábamos ya ni siquiera existe.

lunes, 5 de julio de 2010

Con la frente y con la marchita

Volver, todos vuelven.


Está claro, ¿no?

Dunga no fue tan bien recibido como Maradona.

Eso también está claro.

Ese impulso "bicentenario" siguió rodando por las calles y empujó a diez mil tipos (con hijos y todo) a ir a Ezeiza.

Bueno, cada quien puede hacer lo que quiera.

Pero definitivamente, espero que Maradona no siga en la selección.

Dirigir es un verbo más que fuerte.

Ya lo dijo Hugo Asch en una columna de Perfil: Maradona es incapaz del pensamiento abstracto. No puede más que dividir el mundo entre los que están con él y los contrarios.

No entiende qué son tácticas ni estrategias.

Es claro que sabe de fútbol, pero esto no garantiza saber transmitirlo.

Y como dijo Gonzalo Peltzer es turno de Carlos Bianchi.

¿Alguien se imagina a Bianchi dirigiendo ese partido del sábado contra Alemania?

¿Hubiéramos perdido 4-0? ¿Habríamos perdido, siquiera?

Me animo a dos respuestas negativas de un solo tiro.

Pero bueno, mientras sigamos teniendo ese anciano (Peltzer dixit) en la Afa con sus aires mafiosos y sus hijos que tienen aires más mafiosos aún, no sé qué se puede esperar. ¿Que se muera, tal vez?

Hace 31 años que está ahí. En fin...

Los mundiales pasan, nos ponemos viejos... Y los cuartos de final parecen ser un cerco cada vez más alto.

Por eso volvemos con frente marchita, pero con la frente (abollada) y la marchita (del adiós) retumbando como una vuvuzela en nuestras cabezas...

Simpática la FIFA al admitirlas... pese a que producían un sonido de 130 decibeles... muy superiores a los 90 db que admite el oído de la gente. Todo un dato, no?

Saludos amigos...