martes, 18 de enero de 2011

Pedro y Pablo o Jorge y Miguel 40 años después

Cantilo y Durietz fueron Pedro y Pablo.
Se los vinculó con la "canción de protesta".... Pero eso fue un mote A PESAR DE ellos y no al revés. Nunca quisieron ser otra cosa que una especie de Simon & Garfunkel criollos. Y bueh... así nomás es, dijo el que la tenía torcida.
Acompaño una serie de recortes sobre este disco que ya tiene más de cuatro décadas y merece la recuperación que hizo Sony BMG antes CBS Columbia cuando se editara con sus altos estándares de calidad que se notan en cada nota registrada del álbum. Un extendido de 21 canciones que bien pueden valer la recuperación de un tiempo increíble.
Esta variedad de matices musicales se enriquecía aún más con las letras de Miguel Cantilo, que denotan una mirada atenta para percibir las contradicciones de una sociedad en transformación, como lo era la Argentina de fines de los ’60, pero a la vez están salpicadas de un humor sutil y una aguda percepción del pulso cotidiano de una gran ciudad como Buenos Aires. Es vital el complemento de Jorge Durietz, con su delicada intuición para las armonías vocales y la fineza de su guitarra.

Quiso la buena estrella que uno a veces tiene que me tocase colaborar con la reedición de “Yo Vivo En Esta Ciudad”, a casi cuarenta años de su primera aparición, y una de las cosas que me sorprendió, a primera audición, fue la vigencia que conservan estas canciones. Junto con el buen gusto de Jorge Durietz en la primera guitarra y en el armado de los juegos vocales del dúo sobresale esa poesía tan singular de Miguel Cantilo, quien retrató como pocos al hombre de todos los días y sus presiones en una medio de una sociedad en rápida transformación. Cantilo se revela como un agudo observador de sus conciudadanos, pero sus retratos urbanos están sazonados con elemento de calidez -cuando no de cómplice humor- les brinda un equilibrio que aliviana la seriedad de la temática. “Yo vivo en esta ciudad”, por ejemplo, es una declaración de amor a Buenos Aires que a la vez contiene una denuncia a la naturaleza conservadora y temerosa al cambio de sus habitantes. Pero el cariño del protagonista sobrevive “aunque me acusen de loco y de mersa; aunque guadañen mi pelo a la fuerza en un coiffeur de Seccional…”, esta última parte aludiendo a la policía de Onganía, que solía transformar sus reparticiones en improvisadas peluquerías para administrar a la díscola juventud de entonces un corte escarmentador al ras del cabello y –suponían- de ideas exóticas, ajenas al “ser nacional”.

Esos mismos agentes del orden que abnegadamente cuidaban la moral colectiva, interrumpiendo la intimidad de las parejas en las plazas con sus linternas o metiéndose en los albergues transitorios de la época para poner en evidencia a algún cónyuge “haciendo trampa”, seguramente debieron disimular a duras penas su escozor ante un tema como “Con ropa de varón”, que con fondo de jazz dixie contaba lo hermoso que le queda a la chica el pijama de su novio, en un caso de erótico y a la vez inocente travestismo entre amantes.

Como cuadraba al propio título del álbum, en “Yo Vivo En Esta Ciudad” abundaban los retratos de Buenos Aires, vistos desde diferentes ángulos. “¿Dónde va la gente cuando llueve?” mostraba el desbande general que suele producir un simple chaparrón, la naturaleza desatada que nos atemoriza tanto, quizás porque nos recuerda demasiado las tormentas de nuestras propias emociones. “La quimera del confort”, por otra parte, es toda una crónica del momento en que la clase media argentina empezó a alentar sueños de grandeza mediante el consumo conspicuo y de cómo el creciente poder persuasivo de la televisión alentaba ese placebo del comprar y comprar. Mientras tanto –la canción nos recuerda- nos olvidamos del sol, de la naturaleza, de las cosas a las que no se les puede asignar un valor material, sacrificadas en el altar de ese confort “que nace al Norte y se pone al Sur.” Esta temática se reiteraba en “Vivimos, paremos”, que describía a la sociedad urbana alienante, con sus apuros, sus rutinas, “tratando de frenar los días, los relojes automáticos y la natalidad…” Ya en 1970 Cantilo veía la declinación de la Galaxia Gutemberg; la gente que leía cada vez menos libros para -en cambio- sentarse inerte ante la caja boba, de allí lo de “la fuerza de la lágrima o la risa al teleteatro va a morir…” El tema, con su ritmo beat, tenía un notable final que aludía nada menos que al Himno Nacional en su reclamo de romper las cadenas con las que nos atenazaba la propaganda de la naciente multimedia: “Debemos rescatar lo que nos queda de ese grito sagrado: ¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!”

Muchos recordarán este álbum por “La marcha de la bronca” que, como reconoce hoy el propio Cantilo, tomó desprevenida a la censura de la época y se transformó en un hit de notables proporciones, algo por demás destacable para un tema que ya hablaba de la rampante corrupción oficial (“Bronca cuando ríen satisfechos / al haber comprado sus derechos”), de la impunidad (“Bronca porque matan con descaro / pero nunca nada queda claro”), de la censura y la pacatería (“Bronca cuando se hacen moralistas / y entran a correr a los artistas… bronca porque está prohibido todo / hasta lo que haré de cualquier modo”) y de la prepotencia del gobierno de facto de entonces (“con el as de espadas nos domina / y con el de espadas entra a dar y dar…”). En el resto del disco no faltan otros testimonios a la dictadura de Onganía/Levigston/Lanusse, en los que el humor tiene un rol fundamental para que la denuncia no se vuelva demasiado opresiva. Por ejemplo en la postal de hostigamiento policial que describe “Los perros homicidas” (“hace poco me atacó un sabueso… lo coimeé con un tremendo hueso / y enseguida dejó de ladrar”) y también en “Johnny Bigote”, una sátira al tupido mostacho que las figuras de autoridad adoptaban como símbolo supremo de hombría. También contribuyen a balancear los climas más “serios” temas como “Asociación Modelos Argentinas”, dedicadas a las beldades televisivas de entonces (algunas de singular perdurabilidad, como Susanita “Shock”) y sus luchas gremiales, y también como el exquisito tema con aires de bossa “Andando a caballo”, de Jorge Durietz. En la nueva edición de “Yo Vivo En Esta Ciudad” se rescataron, como bonus tracks, varias canciones que durante años permanecieron inéditas por problemas de censura, ya fuera del gobierno de turno o de las autoridades que la grabadora tenía en aquel tiempo, sin duda temerosas de posibles represalias oficiales. Entre ellas se cuenta la primera versión de esa gran oda romántica y erótica, “Catalina, Bahía”; de la potente canción antibélica “En este mismo instante” y de “Pueblo nuestro que está en la Tierra”, una paráfrasis del Padrenuestro con letra que reclama reivindicaciones sociales. También se rescatan del olvido un par de gemas que permanecieron durante años en los archivos del sello, como la versión en estudio de “Caen la tarde y los hombres”, con un arreglo para bandoneón que guarda más de un parentesco con “Yo vivo en esta ciudad” en su grito de rebelión contra la rutina y las expectativas de la sociedad “bienpensante” acerca de cómo debía ser la vida y los intereses de un joven de entonces. Otro hallazgo fue “Tu soledad”, una deliciosa balada de Jorge Durietz, y “Candombe de más allá”, donde Pedro y Pablo -a la manera de los Beatles en “Free as a bird” y “Real love”- rescataron una base musical de hace cuatro décadas para ponerle voces y guitarras en el 2009.

Más tarde Pedro y Pablo continuarían su carrera en distintos sellos, con otros álbumes notables como “Conesa”, “Apóstoles”, “Contra crisis” y “Corazón Sudamericano” y tanto Jorge Durietz como –especialmente- Miguel Cantilo, emprenderían también varios proyectos musicales en forma individual, pero -a casi cuatro décadas de su edición original- “Yo Vivo En Esta Ciudad” sigue siendo un álbum fundamental en la historia de nuestro rock, aunque el término les siga quedando chico…

Julio: No me consta que "Johnny Bigote" les haya traído problemas a Pedro y Pablo en aquel momento, ni tampoco lo mencionó Miguel Cantilo en la entrevista realizada para la actual reedición en CD. Sí, en cambio, dijo que tanto "Catalina, Bahía" como "Pueblo nuestro que estás en la Tierra" les ocasionó conflictos con la grabadora y con cierto cura que despotricó contra el dúo en televisión. También dijo que "En este mismo instante" fue censurada en un festival donde la querían presentar, por su temática de protesta antibélica. Todas estas afirmaciones figuran en la entrevista realizada con Miguel que acompaña el libreto de la nueva edición en CD. Pero todos estos problemas sucedieron ya en 1971, meses después de la salida del álbum. En cuanto al título "Yo Vivo En Esta Ciudad", en letras rojas y en el centro de la portada, debo decirte que, efectivamente, figura en la tapa de 1970 que tomamos para la reedición actual en CD y me atrevo a afirmar que es la tapa original, basándome en las siguientes evidencias: 1)La tapa es de cartón duro, mientras que la reedición posterior en LP se hizo en cartulina. 2) En la contratapa, en el extremo superior derecho figuran los números de serie MONO 9027 - ESTEREO 19027, que sólo estaban en la edición original, ya que la posterior edición en vinilo es solamente estéreo. 3)Están los comentarios de Cantilo y Durietz en contratapa, que sólo figuran en esta primera edición. 4) En la contratapa, en el extremo inferior izquierdo dice: Yo Vivo En Esta Ciudad - Pedro y Pablo, certificando que el LP tiene ese título, y no que lo agregaron más tarde. 5) Dicha tapa de cartón, que tengo ante mí al escribir esto, contiene un disco de vinilo monoaural con número de serie 9027 y el disco sólo se editó en monoaural en la primera edición.
Es posible, Julio, que tengas una edición posterior que le haya "borrado" el título "Yo vivo en esta ciudad" para destacar, debajo de la foto, "La marcha de la bronca". Si es así, tenés la posterior edición en LP del album, que se hizo en los años '80. Saludos. Alfredo

Yo tengo veinte años, nueve hermanos, dos guitarras y una melena. Canto, leo, escribo; soy de Escorpio, de River, de los Beatles, de Cortázar y de Piazzolla. Yo me llamo Pedro, pero me llamo Miguel."
Pedro y Pablo van por la re-re. Su primer disco, Yo vivo en esta ciudad (1970), acaba de ser reeditado, remasterizado y vuelto a presentar. A caballo de los cuarenta años del comienzo del dúo, Miguel Cantilo y Jorge Durietz se volvieron a reunir para interpretar su primer long play de principio a fin. La lista de temas del show que dieron el miércoles en el Maipo (ver crítica) incluyó las 12 canciones del disco y los 9 bonus tracks.
"Este año se cumplen los 40 del inicio del dúo -apunta Miguel Cantilo cuando se le pregunta por la cifra redonda-. Entre el 67 y el 68 funcionamos como trío y en el 69 nos largamos como dúo y empezamos a grabar el disco. En enero me enteré de que se reeditaba el disco (mediante el periodista Alfredo Rosso, curador de la nueva edición) y enseguida empezamos a trabajar con Jorge en los ensayos para hacer un show y con Alfredo en el rescate de temas."
"Yo tengo veinte años, estoy en la colimba y estudio Arquitectura. Soy Pablo, soy Jorge. Primera guitarra y primera vez que grabo un LP. Soy otro habitante del mundo y también soy de Escorpio.
"Es muy interesante el trabajo de recuperación que se hizo -sostiene Jorge Durietz-. Algunos temas fueron rescatados de los anaqueles de la vieja CBS. Por suerte ese material pasó a manos de Sony y no se perdió, pero ahí aparecieron temas que nunca se habían impreso en ningún formato y algunos que, incluso, estaban inconclusos, como «Candombe de más allá». Fue muy mágico y difícil que vuelva a suceder algo así, porque la primera toma la hicimos en el 69 y la última 40 años después."
Yo vivo en esta ciudad salió el 13 de octubre de 1970. Treinta y nueve años más tarde, el dúo decidió reubicar a la canción que le dio nombre en la primera pista del disco. Además de ese cambio y de los extras hay una imagen que, como se suele decir, vale más que mil palabras. La foto de la tapa del disco con los jóvenes de 20 con sus guitarras "plantadas" y el atardecer junto al río tiene su remake en el interior del CD. Ahí están Cantilo y Durietz hoy, bajo otras nubes y otro atardecer.
-Siguiendo esa idea fotográfica se podría contrastar la consola de grabación del primer disco con una actual.
Cantilo: -Sería buenísimo pero es inconseguible. Para reproducir varios de estos temas diez años atrás tuvimos que alquilar una máquina porque acá ya no había ninguna y de esa reproducción se grabaron unos cassettes de cromo. Cuando en esta oportunidad quisimos volver a reproducir ese material ya no estaba más la máquina, entonces tuvimos que bajarlos del cassette y procesarlos para incluirlos en el disco. Incluso hubo temas terminados que se perdieron.
-¿Dejaron alguno afuera por problemas de sonido?
Cantilo: -Sí, "Norma", tenía una parte que estaba perfecta pero había un canal que estaba pegado a esa parte con un instrumento de percusión a destiempo. Las guitarras estaban perfectas, sólo había que ponerle las voces pero esa batería no lo permitió.
Durietz: -La gente va a tener que entender que algún que otro tema tiene un sonido un poco sucio.
-¿Cómo encaran el show con el peso histórico que tiene el disco y su connotación?
Cantilo: -Es un lindo desafío artístico. Desde el punto de vista económico podríamos salir los dos solos con las violas y llevarnos todo el bordereau, pero la idea es reproducirlo lo más parecido al disco. Incluimos cuerdas, vientos, instrumentos solistas y la banda básica que es bajo, batería y teclados. Buscamos que ese instrumento que a uno lo motivó a escuchar cuando hace 40 años puso el disco en el Winco sea ese mismo instrumento y si no es el mismo que sea otro muy parecido, pero que esté su acústica.
Durietz: -Además del rescate del audio está el rescate de las partituras, porque todos esos arreglos de vientos y cuerdas hubo que buscarlos. Encontramos las partituras de casi todo y hubo que modificar algunas porque había algunos errores o estaban hechas a grosso modo, porque en ese momento había una orquesta estable en CBS que tocaba todos los días temas de los distintos artistas. Lo único que cambiaba es el arreglador. A nosotros nos seleccionaron a Jorge Calandrelli.
-El rock recién estaba empezando en Argentina y su primer disco es una prueba de que aún no estaba separado de otras músicas.
Durietz: -Es que no éramos tenidos en cuenta como un grupo de rock.
Cantilo: -En ese momento rock ni siquiera era una denominación. La música se llamaba beat y el rótulo vino después.
Sebastián Espósito
Otras joyas
·         Sony Music y Alfredo Rosso están trabajando en otros lanzamientos que, en el corto plazo, llegarán a las disquerías locales. Se trata del primer disco de La Cofradía de la Flor Solar, con dos simples como bonus-tracks y dos temas hasta aquí inéditos, "Oda al abuelo mufado" y "Juana" y los compilados de Mandioca, el sello precursor
1970 Jorge Durietz y Miguel Cantilo luego de tocar a dos violas en las playas de Villa Gesell y Punta del Este, consiguen una posibilidad para grabar en la compañia CBS.

Aún no tenían un nombre para presentarse:

"Si le poníamos Jorge y Miguel, parecíamos coiffeurs, si usábamos los apellidos no sonaban bien. como en esa época se usaban los nombres históricos elegimos Pedro y Pablo, primero porque tenía que ver con la Biblia, segundo porque tenía que ver con un libro de moda en esa época, y tercero por Pablo y Pedro Picapiedras".
1970, graban el simple, "Yo vivo en esta ciudad". Si bien no se trataba de una propuesta surrealista, su poesía tenía una picardía que lo emparentaba con el tango.
27 años mas tarde Sony Music Argentina decide editar un compilado al que titulan "La marcha de la bronca" (16 Grandes Exitos) con la tapa correspondiente aquel primer simple y que incluye ambos temas que venian en la placa grabada por la CBS y 14 temas más de ambos cantautores.

Un tema que es imposible que pierda vigencia es “Guarda con la rutina” porque el ritmo de vida que llevamos en esta sociedad es cada vez más complicado y hace que se vuelva todo bastante repetitivo. En este tema brillaron las líneas de cuerdas de Delfina Zorraquín, Lucía Christe y Demián Luaces, reproduciendo los arreglos tal cuál los escribió originalmente para el disco Jorge Calandrelli.
Luego de la referencia irónica al dictador Juan Carlos Onganía en “Johnny Bigote”, llegó “Che, ciruja”, en dónde apareció otro instrumento característico del trabajo debut del dúo, el bandoneón. En este oportunidad tocado con un gran sentimiento por parte de Diego Pajón. “Cae la tarde” fue el primero de los inéditos que tocaron, con una presencia notable del bandoneón (recordemos que se conocía sólo una versión en vivo del disco - En Gira - de 1983).
El primer tema que grabaron para su primer disco fue el que lleva el nombre del mismo. “Yo vivo en esta ciudad” incluyó nuevamente un gran sólo del bandoneonista, recordando la clara conexión porteña de las primeras épocas de Pedro y Pablo. Otro de los instrumentos que se destacaron, llevando los sonidos del primer disco al escenario del Maipo fue el fagot de Alfredo Ciani en el tema que originalmente se llamaba “Estamos enterrados hasta las patas” ( que posteriormente quedó con el nombre de - La quimera del confort - ), que hace referencia a otro de los grandes problemas actuales, el consumismo en demasía.
El segundo inédito llegó de la mano de “Tu soledad”, incluido en la reciente reedición de “ Yo vivo en estad ciudad ”, cuyo autor Jorge Durietz le agradeció el rescate de esas cintas al periodista de rock Alfredo Rosso ( habiéndolas grabado en un cassette de cromo !!! ), que estaba presente con Pipo Lernoud. En “Con ropa de varón” se destacaron grandiosamente el trombón de Marcelo Ferreyra, el clarinete de Martín Rur y la trompeta de Miguel Hornes.
Una de las más grandes virtudes de Cantilo y Durietz es que su vocalización es tan clara que permitió  escuchar las letras tan interesantes y logradas de “En este mismo instante”, referida a la guerra de Vietnam y también de “Pueblo nuestro que estás en la tierra”, en el cuál se notó la excelente coordinación de las líneas de brass y cuerdas.
La primera parte terminó con uno de los temas más esperados por el público, “La Marcha de la bronca” que lució notablemente con los arreglos de Jorge Calandrelli, que Cantilo contó que pudieron guardar.
La segunda parte empezó con otro clásico, “Catalina Bahía”, el momento romántico por excelencia de su repertorio. Como el festejo era por los 40 años del dúo, Cantilo presentó a Horacio Molina, quién fue el que los presentó a la entonces CBS (actualmente Sony-Bmg). Interpretó sólo con su guitarra “Malena” (de Homero Manzi) y “Garúa” (de Troilo - Cadícamo). Luego llegó Cantilo, y le hizo los coros para interpretar juntos, “Nuestro refugio” (música de Molina y letra de Carlos Barosela).
El rock and roll llegó con “Tiempo de guitarra”, en dónde se destacó el tecladista Sufián Cantilo (hijo de Miguel), mérito también al sonidista, ya que durante todo el concierto se escucharon todos los instrumentos claramente, hasta el mismo piano, que siempre es lo que menos se puede percibir en un recital.
Al último inédito que aparece en la reedición de su primer trabajo se le agregaron en abril de este año las voces y una guitarra, “Candombe del más allá”, cuyo autor es el primer bajista de Pedro y Pablo, Daniel Russo, que fue invitado a tocar las congas en dicho tema, con un arreglo rockero al final. “¿Dónde va la gente cuando llueve?” fue coreado por todo el teatro en otro de los temas más esperados por la gente y en el cuál las cuerdas reprodujeron perfectamente el clima original del tema.
Los bises llegaron de la mano de una canción cosecha 2009, de onda positiva llamada “Amanecer”, eminentemente acústica que fue interpretada por los dos músicos solos con sus guitarras y luego el recital fue cerrado con el único tema que no corresponde a la primera época del dúo, “Que sea el sol”, grabado originalmente en 1974 y editada ocho años después en el disco “Apostoles”.
Luego de más de dos horas de música sin interrupciones, Pedro y Pablo ofrecieron un recital histórico por la calidad de las interpretaciones logradas sobre el escenario. Poder escuchar a una banda que sonó magníficamente con una línea de trompeta, clarinete, trombón y fagot por un lado, y otra de violines del otro, fue algo realmente deslumbrante. La base rítmica conformada por el baterista Rodrigo Genni y el otro hijo de Miguel, Anael Cantilo en el bajo, fueron el sustento justo para estos dos pioneros del rock argentino. Mención especial para el autor de la mayoría de todos los temas, Miguel Cantilo demostró que está absolutamente intacto de su voz, ya que pudo llegar con suma tranquilidad a todos los tonos de las canciones, por más altas que fueran. Como nunca antes había sucedido, “Yo vivo en esta ciudad” se tocó íntegramente en vivo respetando los arreglos originales de Jorge Calandrelli en una puesta en escena sin igual y con una perfomance radiante.

Periodista: Lautaro Guido Pavía
Fotógrafo: Leandro Ciaffone

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