miércoles, 23 de febrero de 2011

Crónica de un tipo común con códigos de barrio

Carlitos Palombo es un comerciante de toda la vida que se animó a separar un ratito las cajas de sus zapatillas, ropas y demás productos que vende para atenderme. Y así, realizar un paneo sobre la actividad. Fue en una cálida mañana de enero de este año. Un tipo que la remó desde atrás y es un ejemplo.
Bien vale presentarlo. Aquí la versión extendida de la nota (con todo su backstage) que sacara el diario donde trabajo el 24 de enero de 2011.
A pesar de haber nacido en Mar del Plata –por esas vueltas de la vida- se puede decir tranquilamente que Carlos (Carlitos, para la mayoría) Palombo es un posadeño neto. Tan posadeño como tomar tereré en la Costanera. Aunque recién vino a vivir a la capital misionera cuando tenía nueve años, esta ciudad (así como sus parientes) le abrió los brazos y no lo soltó más. Se lo podrá ver todos los días, ahí por el centro de la ciudad entre sus locales de ropa, donde la marca insignia New Imagen se acompaña por otras, codo a codo con sus empleados, mientras baja cargas de ropas, las clasifica, ordena. Palombo mantiene un equipo de gente de varias decenas de personas –en su mayoría, jóvenes- que atiende y trabaja en sus locales. Y también se lo podrá ver de lunes a jueves jugando fútbol. Y futbol de cancha grande: 11 contra 11. Su equipo se llama Once Unidos y acepta los desafíos, dice él. De la gente de Luz y Fuerza, del Paraguay. De donde los llamen, ellos van a jugar. Y participan en el campeonato de Parque de la Ciudad. Hay 45 equipos. Todos ex jugadores: Carlitos Palombo entrena, hace ocho o diez kilómetros. Con sus más de 50 años considera a éste su cable a tierra y todos los días a las 7 de la tarde, corta con las obligaciones laborales. “Hay que cuidarse”, insiste mientras recuerda que juega con viejas glorias de Guaraní: Darío Labaroni, Eduardo Moulia, el negro Duarte, García Paredes.

Pero ese es un aspecto de su vida que tuvo un comienzo difícil con una madre que se fue de Posadas y lo tuvo a él de soltera.
Con el tiempo después de haber sufrido mucho en Mar del Plata
Volvió y se unió al grupo familiar cuya cabeza Elena Palombo de Jantzon falleciera días atrás. Y ellos le recibieron y le educaron con sus hijos. Con esa disciplina.
Tras terminar la primaria, ya estaba empaquetando las cosas en la vieja tienda Rodríguez Barro los sábados. Y así se criaron con el rigor del trabajo y el comercio. Siempre el objetivo fue la actividad comercial. Nunca tuvo en cuenta la posibilidad de ir a estudiar: porque era lejos, porque no tenía dinero. Tenía que trabajar.
Pero, hoy luego de que más de la mitad de su vida trabajara en forma independiente, Carlos Palombo deja caer sus impresiones, sus deseos, sus esperanzas. Para el comercio posadeño, para la ciudad, para los jóvenes, para los desafíos de la ciudad. Valga esta charla con un personaje de la ciudad que –como sostiene este cronista- se ganó su lugar sin que nadie le regalara nada.

Mar del plata no fue gentil con vos y en cambio Posadas… ¿sí?

Es así. Tendría que hablar de una edad muy pequeña, de ocho a nueve años. Y mi madre trabajaba en casas de familia para mantenerme. Y a Posadas volví a los nueve años. Y me empecé a relacionar con mis familiares de acá. Hice el resto de la primaria en la escuela Nº 3 y la secundaria en la Comercio 6 (Santa Fe y Félix de Azara). Pero siempre mi vida fue colegio y ‘laburo’. Trabajar y estudiar todo junto. No había otra forma. Empezamos en el supermercado El Enano. Estaba en la calle Junín y Belgrano que hoy es pinturería. Trabajaba sábado y domingo (medio día). Fue una juventud extremadamente disciplinada y de rigor. Creo que es lo que hace falta hoy. Y hoy pedís eso y te asocian con ser autoritario. Y eso se perdió en el país. Trabajo con muchos empleados jóvenes. Tengo entre 50 y 60 empleados y la mayoría es joven (80%). Tienen dos décadas perdidas.

¿Por qué?
Porque la juventud perdió el sentido de la responsabilidad. No existen casi jóvenes que se mueven con esos criterios de trabajo, responsabilidad y disciplina. Cuando uno los encuentra, valen oro: son muy buscados los jóvenes con esas características. Primero por su potencial de edad y segundo por el espíritu de trabajo y progreso.

¿Hacés ese contacto con tus empleados jóvenes?
Sí. Hago mucha docencia y trato de enseñarles y escucharlos. Y hubo algunos que me llegaron a decir que ni los padres se sentaron a hablar con ellos como hablan conmigo. Pero considero que la base es la familia. Si no hay una familia bien plantada y con buenos conceptos, es difícil educar bien a un pibe. Porque la calle (esa otra escuela que había antes) está mal.

¿Cómo te fue como papá?
Tengo dos chicos. Uno más uno es dos. Familia sana = hijos sanos. No quiero ser soberbio en esto. Considero que los padres en su mayoría están orgullosos de sus hijos. Mis hijos se criaron con los patrones que yo mamé. Mi mujer y yo construimos esta Pymes que hoy es líder en el mercado, tenemos propiedades y nuestros hijos son espectaculares. El varón de 28 años se dedica a los 150 proveedores en el mercado: deportes, textil, calzados. Está a la par, comprando. Y para dar un ejemplo, en estos momentos está comprando la parte de colegiales en Buenos Aires.

¿Y tu hija?
Tengo una hija de 22 años y es una chiquita espectacular: una mujer que con esa edad ya cuenta con personalidad y disciplina para manejar todo lo que es empleados. Y todo en base a la experiencia.

¿Qué pasó al final de tu secundario?
Tuve un colapso. Fue en el momento en que fallece la cabeza de la familia. En ese momento, me largué solo al mercado. Me independicé y tuve un apoyo de todos los empresarios proveedores que me conocían. Avisé cómo venía la cosa: “Carlitos, quedate tranquilo. Palombo, ¿qué necesitás?”. Bueno en esa época, era una hiperinflación brutal. Alquilé la esquina de San Lorenzo y La Rioja. Encargué y bajé tres camiones completos. No se podía entrar de mercadería. Me financiaron a 90 días. Sin poner plata, tenía todo eso para iniciarme. Y me lancé. Éramos mi señora, mi suegra, mi mamá y yo. Y la estrategia ¿Qué hice? Con hiperinflación compré millones de productos. Y todo remarqué sólo con 10 por ciento. Vendí al costo prácticamente. Saqué una página en el diario. Y la cola llegaba hasta la esquina del (colegio) Roque (González). Está filmado y fotografiado. Y sólo venta con contado efectivo. Abrí un jueves. Lo que recaudé jueves, viernes y sábado era una mesa así de fajos de plata. Y ya pagué todos mis proveedores. Fui el lunes y todos ya podían mandarme más mercaderías... Y ahí, ¿qué hice? Pegué un saltito al 30 por ciento. Una estrategia que funcionó bárbaro: Lo que valía en otros lados a 10 pesos yo tenía a 3 pesos. Los comentarios de esa época eran terribles. Y así empecé los primeros seis meses de palo y palo y a crecer.

¿Hubo épocas duras, no?
Claro que vinieron épocas duras. Las de (Carlos) Menem con el 1 a 1 fueron bravas. Estuvimos con épocas muy difíciles: el comerciante de acá sabe de qué estoy hablando: de cheques rechazados, de no poder hacer los pagos a proveedores. El crecimiento que se dio desde la salida de 2001 es la mejor época para los comerciantes locales.

¿Por qué?
Porque se produjo una defensa de la actividad y el capital nacional. Pusieron un dólar a 4 pesos. Y la gente dejó de mirar afuera y se fijó qué tenía adentro. Y hubo que poner todo en marcha otra vez, porque las persianas se habían bajado. Por eso defiendo tanto este modelo. Porque son proteccionistas del mercado interno. Hay crecimiento y hay trabajo.

¿Y qué recuerdos hay de los cortes de puentes?
Creo que fue un error y me dejé llevar: aparece el hiper Libertad. Integraba la Cámara de Comercio (CCIP). Salimos con mis familiares y resto de la CCIP a quemar gomas, cerrar el puente, tirar piedras. Esas cosas hoy no las volvería a hacer. Porque ¿qué quise hacer? Impedir que vengan bocas de comercio a vender a Posadas. Eso no se puede hacer. No se hace en ningún lugar del mundo.

¿No?
¡No! Imposible. No se puede hacer. No es forma de competir. No son maneras de protestar. Ni por el híper Libertad ni por los supermercados chinos. Ahora, hay que decir también que todos deben tener derechos y obligaciones y hay que cumplir con ello. Hoy por hoy, hay mucha presión fiscal y hasta para escuchar música hay que pagar impuestos. Que Sadaic, que Aadi Capif, que los carteles en la vereda. Todo se paga. Que vienen los inspectores y en dos segundos te detectan un empleado en negro. Hoy con la informática es así. En este país es caro para comerciar.

¿Qué anécdotas valen recordar?
Yo hice una carpa en la época de Menem. A puro sacrificio compré un terreno que está acá al lado (se refiere al que se halla adyacente al actual local de New Imagen por Ayacucho entre La Rioja y Córdoba). Era una casa vieja. Tiramos y dejamos un terreno baldío. Luego pusimos una playa de estacionamiento para juntar algo de dinero y ver qué edificábamos. Pero era imposible. Y me dije: “No puedo estar cobrando unos pocos pesos por el estacionamiento de los autos’. Viajo un día a Buenos Aires y visito una exposición. Y vemos que había una carpa con aire acondicionado para comer ahí adentro. Y se me “prendió la lamparita”. ‘Esta es la mía’, dije.

¿Hicieron una carpa?
Sí. Vengo a Posadas y comencé a averiguar. Contacté con gente de Rosario. Y les dije: “Necesito una carpa de tanto por tanto”. Y me dicen: “Bueno, usted tiene que hacer el baño”. Y pregunto el precio y me dicen: “Cinco mil pesos de alquiler por mes. Y de arranque por tres meses”. Era algo endeble. Caía un cigarrillo y ardía. Te hacen un tajito y te robaban millones de pesos en mercadería. Era una locura. Conseguí una autorización provisoria de la Municipalidad. Habilité. Y en Rosario tomé contacto con una fábrica de ropas que se había incendiado y compré toda la mercadería, con olor a humo todos los productos de la marca Sólido. La pagué a un año. Fue un boom y un éxito. El “carpazo”. Puse policía. Rejas. Un mes, dos, tres. Y ahí decidí: con lo que junté hice un tinglado. Con un portón y empecé otra vez. Fue una época muy exitosa.

¿El secreto fue viajar, ver, comparar?
Sí. Yo le aconsejo mucho al emprendedor. A cualquiera que escuche: El que conoce (no hace falta ir a otro país), el que va a Buenos Aires y mira. Pero no de ‘pavear’ o pasear, sino de ir a caminar, mirar y aprender, la cantidad de rubros y la variedad de actividades que hay para innovar, para que Posadas pueda desarrollar y donde la capital misionera está “virgen” todavía: nadie cubrió esas demandas potenciales. Son rubros, áreas comerciales. Posadas está “virgen”. Hay millones de nichos para invertir. Acá todos quieren hacer sin poner. El cliente tiene que estar en la mente del comerciante. Nunca puede dejar de estar en los objetivos del cliente. Es mentira que el cliente de Posadas no responde. A mí siempre me ha respondido.

¿Es exigente?
Sí. Muy exigente. Y la juventud más todavía. Leen, conocen, saben de ropa. Vos me dirás: “¿Cómo vas a cobrar 40 mangos por esta remera, si en la Placita está a la mitad pero trucha o lo mismo en Paraguay?”. Esos son los parámetros que se han logrado pasar. En zapatillas, lo mismo. ¿Querés la Nike, la John Foos o Adidas? Te vas a Paraguay y las tenés… todas truchas. Hacen unas zapatillas estándar y le ponen el sellito. ¿Qué marca querés? ¿Adidas? (Le ponen el sellito): ‘Acá están’. Y así. Pero además acá si comprás miles y miles de productos, y… pueden venir fallados algunas o se cometen torpezas al lavarlos: Y nosotros, “señora, venga: le cambiamos. Lleve otra”.

¿Le podemos ganar a Paraguay?
Hay un montón de cosas donde ganamos al Paraguay. Dentro de lo pobre que está nuestro comercio, es diez veces superior a lo que está Encarnación. En todo aspecto: en sacrificio, en trabajo. El comerciante de Posadas genera, produce. Pero así y todo, insisto, hay sectores o rubros sin explotar.

¿Hay otros detalles que destacar?
Sí. Está el crecimiento de Posadas: con la presencia de Yacyretá creció en forma increíble. Es un mérito de los gobiernos de turno para reclamar y pedir compensaciones para la ciudad. Vino gente de afuera que se instaló. Y todos los lugares cerca de la costa que se transformaron en la Costanera y los barrios nuevos donde se reasentó a esa población.

¿Y algo más?
Sí. Ayudó mucho que la gente invierta. Cuando en 2001 hubo el problema de los bancos, la gente dejó de especular con plazos fijos o dólares. Hoy la gente pone en ladrillos. Y no debemos olvidar el propio crecimiento poblacional. Hay más gente. Por más que digan que creció Encarnación, nosotros, en Posadas vamos para adelante. La cantidad de edificios que se están haciendo, inversiones de inmobiliarias. Veo un crecimiento muy significativo en estos últimos ocho años.


Hay desafíos para el sector comercial, además de los nichos vírgenes, ¿cuáles son?
Nosotros los comerciantes nos cuesta unirnos y no sacarnos los ojos. Es todo un desafío. Por eso es bueno que exista la Cámara (de Comercio). Respeto mucho la entidad, fui integrante. Y en esos lugares hay que tener tiempo y no tener intereses creados sobre todas las cosas. Hoy, los almaceneros por llegada de los súper chinos; mañana nosotros porque la gente va a Encarnación. Entiendo que la Cámara tiene que ser abierta y objetiva en todos sus problemas. A veces se encara mal en el tema Paraguay: se afirma que es imposible competir, que la gente va. Yo puedo dar estadísticas de cuántos paraguayos vienen a comprar todos los días a Posadas. ¿Por qué no se habla de eso? A la mañana, temprano hay colas de paraguayos que entran a la ciudad cargar nafta, van a los supermercados grandes en las afueras de la ciudad, a comprar frutas y verduras. De eso no se habla. Y sí de los que van a comprar allá. Y eso no se va a terminar nunca. Es imposible. Para eso está el puente.

¿Qué tienen que hacer?
Tratar de competir. Hoy tenemos un dólar competitivo. Pero igual, aunque parezca que estoy en contra de la Cámara de Comercio. Señores: tenemos que buscar que los gobernantes de turno sean aliados nuestros. Y que entiendan que somos generadores de puestos de trabajo. Y pagadores de impuestos. Hay una gran presión fiscal y estamos en una provincia complicada: eso deben entender nuestros gobernantes. Paraguay tiene otro estilo y otra idiosincrasia. Allá no hay Iva, ni leyes sociales. Nosotros queremos pagar impuestos y no quedar al margen de la ley. Pero sí protegidos. La gente no puede traer todo lo que quiera. Y dentro de nuestro casco céntrico con toda la ilegalidad que hay. Los famosos mesiteros no pueden existir. Porque se te meten en los mejores lugares de la ciudad donde se pagan cifras siderales se te instalan en la puerta y con los mismos productos que vos vendés adentro y ellos están. Y nadie los saca. Hay que reglamentarlo. Tenemos un gobierno que recauda pero que controle.

Hay calles del centro que parecen la vieja Zona baja encarnacena, ¿verdad?
Sí. Pero ahí tenemos que hacer nuestra mea culpa. Yo también saco mi perchero a la vereda. Pero tengo más derechos porque pago millones en impuestos. Y ¿sabés por qué lo hago? Por despecho. ‘¿Ah, vos podés? Bueno yo también lo hago’. Es una guerra que hace 200 años tenemos con la Municipalidad y con los jueces (de Falta). Es una mugre y estoy en contra de las veredas ocupadas. Pero hicieron una legislación para diez tipos con permiso para estar en las veredas. ¿Quiénes son? Tienen camionetas, vienen, bajan sus cosas dejan el empleado y se van al casino. ¡Esos son! Y con el empleado tomando mate en la vereda. ¿Y sabés cuánto pagan? ¡Son 50 pesos por mes! Es un chiste. Los derechos son para todos ¡¡¡Y los deberes también!!! Hay una Ordenanza hecha no sé en qué año que permite que diez tipos tengan mesitas en el centro. ¡Pero se puede sacar esa Ordenanza! La ciudad limpia. En la época de Brignole tenía huevos y ordenó el centro. No quiero hablar de los que hacen argollitas. Tiran un trapito en el piso. Y se sientan a vender. Qué pasa con esa gente. Se les hizo en el Palacio del Mate para que vayan.

El tema de la inseguridad, ¿cómo es la visión?
Si vemos en los noticieros de lo que pasa en otros lados, lo nuestro es un paraíso. Pero no es una manera de consolarse. El tema es presencia policial. Después pueden venir las cámaras (de filmación) y todo eso. Pero lo importante es que el efectivo ande por las calles. Pero ¿qué presupuesto puede tener la policía para tener un vigilante en cada esquina? Y ahí volvemos a lo mismo: ¿Qué puede hacer el Gobierno para solucionar este problema? Yo invito a todos los comerciantes y planteo: en cada cuadra ¿cuántos comercios hay? ¿Diez? Bueno en función del tamaño del frente, 20 x 20, ponés 200 pesos, vos tenes más chico, ponés menos. Y así en cada cuadra que haya un policía las 24 horas. ¡Y se acaba el problema! Pero si no colaboramos los comerciantes a resolver el problema y el Gobierno no pone su parte, no habrá salida. Estoy seguro que es tan fácil arreglarlo.

Hago de abogado del diablo… Viene un colega que dice: “No, Carlos. Yo ya pagué los impuestos...”
Pero son conceptos egoístas. Y después cuando le pasan las cosas, se lamentan. Pero no tenemos un país perfecto. Pero, ¿qué cuesta poner algo?: que a mi me saquen 200 ó 300 pesos por mes al vecino, 100, al otro 50, de acuerdo a sus medidas de frente y colaboramos a que el tipo esté contento, bien, con satisfacción trabajando en dos turnos para cubrir las 24 horas. El tipo con su handy, conectado con la Jefatura. En dos minutos se detecta el problema.

Como comerciante ¿es apocalíptico o integrado?
Soy integrado totalmente. Con respecto al futuro, aclaro que no quiero mezclar el tema político. Quiero gobernantes que defiendan el mercado interno. El ejemplo es Brasil que es una potencia en el mundo, defiende su mercado interno. Primero, nosotros. Quiero que funcionen las fábricas. Que se fabriquen las zapatillas, las lonas, los cordones, botones, cierres, todo acá. Con eso, hay ocupación. Si eso todo, hacemos al revés… se produce un desastre social: acá llegamos a ir a cortarnos el pelo enfrente (por Paraguay). Hoy el mercado está activo. El empleado tiene opciones de comercio. El empleado de comercio está con uno de los mejores sueldos de la historia. ¿Por qué? Un empleado que ingresa hoy gana 2900 pesos y le cuesta al empresario 3500 pesos por mes. Eso es muy valorable. Obvio, las cosas están caras. Y 2900 no alcanza, etc… Acá hay mucho para hacer. Hay muchos rubros para explotar. Con el casco céntrico, hay que generar más espacios. Para que se descompriman los alquileres. Son tres cuadras. Salís de ahí, y valen el 10 por ciento nomás. Y al salir descomprimís los alquileres.

¿Con respecto al futuro?
Se estima que 2011 será un año muy bueno porque habrá elecciones. Pero a mi me preocupa mucho el siguiente. El 2012. Habrá que integrarse con la intendencia sin tener intereses creados, se soluciona todo. Lo de la seguridad es una pavada.

¿Por qué?
Porque si hay cambios agresivos de la política económica puede ser riesgoso. Ya pasó en la historia de la Argentina. Venía uno y decía: ‘No, todo lo que hicieron los anteriores no sirvió’ y cambiaba todo. Y se arma un desastre. No hubo coherencia ni continuidad. A eso le tengo miedo. Calculo que habrá una inflación más fuerte. Se estima que el dólar irá a 4,50.

¿Y en lo local?
Gracias a Dios tenemos un gobierno que está aliado al gobierno nacional. Hay una política tranquila. Mientras estén prolijas las cosas. Yo no tocaría nada. Seguiría con una política tal como viene hasta ahora. Habrá que ver qué pasa con la obra pública luego de que termine Yacyretá. La Eby trajo mucho progreso a Posadas. Trajo un crecimiento notable. Y estoy muy conforme. No hablo de cuestiones de corrupción, no opino, no fui proveedor. Pero lo que hicieron hay que destacarlo. Se hizo y mucho. Tendremos casi hasta Candelaria una costanera, rutas, avenidas, asfalto. Una Costanera que es un orgullo de todos los posadeños. Barrios bien hechos. Fue muy destacado. Me da miedo después cuando se termine y ese gran flujo de dinero que cesará de venir.
Veo futuro a la actividad comercial. Porque hay vida propia. Tenemos que hacer funcionar los aserraderos, los molinos y secaderos de yerba. No hay que apretar a esa gente. Porque generan trabajo.

¿Que haya políticas de estado protectoras?
Exacto. Que haya fomento que no los maten ni ahoguen cuando produzcan. Que no haya envidia: ese tipo compra camionetas… no se puede decir eso. Ese tipo está creciendo, da trabajo

jueves, 17 de febrero de 2011

Sigma o Sumatoria = el símbolo de la inflación

Una nota sobre la inflación que sirve para entender cómo se da el fenómeno.
El riesgo inflacionario vuelve a irrumpir
La Cámara de Comercio e Industria de Posadas en su reciente informe semestral fue contundente. Dijo que había varios problemas en cierne pero hubo varios sorprendidos con su diagnóstico.

Los que apostaron a que la falta de seguridad (los robos a comercios habían sido muchos en estos días) o el “Peligro de Encarnación” o el ingreso de mercaderías en forma ilegal a través del tráfico fronterizo o la excesiva presión fiscal o la caída de ventas iban a figurar en el lugar más alto del podio de preocupación empresarial terminaron por perder sus apuestas.
No, señores. Se equivocaron.
Para los comerciantes de Posadas, lo que más les preocupaba es una inquietud generalizada en la sociedad argentina, en cada familia, en cada hogar.
Todos temen a lo mismo: a la inflación, la suba de precios, el corrimiento, el “reacomodamiento” de valores, como señalara un funcionario nacional tiempo atrás. Eso era lo que más inquieta y lleva zozobra a los comerciantes de Posadas.
“Llámenlo como quieran –soltó Mario Ortigoza, el titular de la entidad- pero vemos que los precios suben y eso –siempre- se llamó inflación. Y nos preocupa porque no somos formadores de precios pero termina impactando en todos, tanto en los comerciantes que –ante la suba de precios- ven perder competitividad y caída de las ventas como en la gente. Los consumidores de menores recursos pierden más cuando hay inflación”.
¿Sorpresa? No tanto.
La inflación es un fenómeno multicausal. Conoce muchos padres y a todos debe algo en su ADN de conformación.

Algunos piensan que es cuando el Estado emite mucho más dinero (billetes físicos) de los que hacen falta y por ende los precios tienden a subir (teoría monetaria).
Otros piensan que se trata de un fenómeno estructural donde las fuerzas de un mercado imperfecto pugnan por quedarse con la mayor tajada y el aumento de precios es la factura que todos tienen que pagar.
Otros piensan que se debe a que la gente quiere más productos de los que hay en el mercado y presiona sobre los mismos e incide en la suba de los mismos (inflación de demanda).
Otros piensan que se trata de una cuestión de pago a los insumos de producción. SI suben la electricidad, el gas, el teléfono, los salarios,… ¿cómo no se van a trasladar a los precios finales esos incrementos, se preguntan? (inflación de costos)
Otros dicen: “Si el Estado impone restricciones a las importaciones y lo que demanda el mercado no puede ser satisfecho, se produce una estampida o incremento de precios natural en ese estado de cosas” (‘o cosas del Estado’ como hubiera dicho la inefable Mafalda. En esencia, se trata de una variante de lo expuesto anteriormente en el tercer caso (inflación de demanda o inflación importada, también se la conoce, que es cuando los precios del exterior suben y se trasladan internamente).
Las marcas en el ADN
Eh, amigos. Todas esas variables TIENEN ALGO que ver con la explicación del fenómeno.

Si los salarios subieron un promedio 33 por ciento este año, si el gas pegó este año un salto de 31 por ciento (en el flete, que es parte del costo), si la electricidad subió más del 10 por ciento (dicen los empresarios locales, como Diego Barrios), si los aumentos de salarios empujaron estructuralmente a la gente con algunos pesos más en el bolsillo a salir a gastar (no hay capacidad de ahorro), si el Gobierno sigue –enhorabuena- presionando con restricciones a los importadores para que la industria local cubra ese hueco, si todas las fuerzas del mercado siguen actuando en el mismo sentido, si se mueven con las expectativas (otra variable no incluida anteriormente) de que los precios van a seguir en alza, ES NATURAL que haya inflación.

Y no la del Indec.
Todos saben que el señor “aquí-no-se-vota” Moreno ejerce una presión apenas soportable sobre el organismo nacional que mide el IPC y que la pareja presidencial siempre sostuvo que “si se señala un índice menor al real, se estará pagando menos deuda externa”, y por ende con esos argumentos se puede justificar los manipuleos de la Estadística. Ya se sabe que se trata de una ciencia muy emparentada con la matemática y con un método riguroso por demás pero que puede ser susceptible de estos “retoques”.

UNA BOLA DE NIEVE DIFÍCIL DE PARAR



Inflación = Sumatoria de varias causas : Aumento de salarios (promedio 30%) + Suba de costos (servicios gas + electricidad + telefonía) + Incremento de demanda por aumentos salariales + reducción de las importaciones (menor oferta) + Emisión monetaria + Expectativas (los actores del mercado piensan que van a subir los precios y actúan en ese sentido) + “Colchón” (el empresario sube ‘por las dudas’) + varios etc más.

 

martes, 15 de febrero de 2011

Polan Lacki, un amigo de los chacareros

A inicios de 2010 tuve el gusto de compartir dos jornadas de trabajo con Polan Lacki.
Se trata de un ingeniero agrónomo brasileño nacido en Foz de Iguazú y conocedor de la vida en las chacras de esta región del mundo.
Su mensaje es sencillo: compren barato, vendan caro. Produzcan el alimento que darán a sus animales, sean medianamente eficientes: no necesitan mucho capital, apenas un poco de capacitación para sacarle "más el jugo a la actividad agrícola". Nada del otro mundo pero con una claridad conceptual que valen la pena resaltar.
Para Lacki, formar a las camadas de nuevos chacareros es parte de la solución del problema.
He aquí un ejemplo de sus ponencias En los países de América Latina, las escuelas fundamentales rurales (del primer al octavo o noveno año) siguen enseñando a sus alumnos la historia de los faraones y pirámides de Egipto, la altitud del Himalaya, los imperios Romano y Bizantino, el Renacimiento, la historia de Luis XIV, XV y XVI y de Napoleón Bonaparte, el sistema nervioso de los anfibios, la reproducción de las briofitas y pteridofitas y, algunas de ellas, hasta el "esquema de funcionamiento de los pies ambulacrales de los equinodermos".




Mientras aburren a los niños con estos conocimientos, absolutamente irrelevantes para sus necesidades de vida y de trabajo en el campo, pierden una extraordinaria e irrecuperable oportunidad: la oportunidad de ampliar y profundizar la enseñanza de contenidos mucho más útiles y de aplicación más inmediata en la corrección de las ineficiencias que están causando el subdesarrollo rural, como por ejemplo: enseñar lo que las familias rurales podrían hacer para obtener una producción agropecuaria más abundante, más diversificada, más eficiente y más rentable; qué medidas de higiene, profilaxis y alimentación estas deberían adoptar para evitar las enfermedades que ocurren con mayor frecuencia en las zonas rurales; qué deberían hacer para prevenir las intoxicaciones con pesticidas y los accidentes rurales y cómo aplicar los primeros auxilios, cuando estos accidentes no puedan ser evitados; cómo producir y utilizar hortalizas, frutas y plantas medicinales; cómo organizar la comunidad para solucionar, en conjunto, aquellos problemas que no pueden o no deben ser resueltos individualmente, como, por ejemplo, la comercialización y las inversiones de alto costo y baja frecuencia de uso.



¿Educar para la acumulación de conocimientos o para la auto-realización?

También pierden la oportunidad de otorgarles una mejor formación de valores, pues deberían enseñarles los principios, las actitudes y los comportamientos que ellos necesitan tener para mejorar su desempeño en la vida familiar y comunitaria, como, por ejemplo: formarlos para que tengan más iniciativa y espíritu emprendedor con el fin de que se vuelvan menos dependientes de ayudas paternalistas; educarlos para que practiquen la honestidad, la solidaridad, la responsabilidad y la disciplina; para que tengan conciencia de sus derechos, pero especialmente de sus deberes; para que posean una ambición sana y un fuerte deseo de superación, pero conscientes de que deberán concretizar estas aspiraciones a través de la perseverancia y de la eficiencia en la ejecución del trabajo. Esas escuelas no están cumpliendo su función de desarrollar las potencialidades latentes de los niños rurales, de abrirles nuevas oportunidades de auto-realización ni de formar ciudadanos que, gracias a su propia voluntad y competencia, sean capaces de protagonizar el auto-desarrollo personal, familiar y comunitario.



¿Río Nilo o el río de la comunidad rural?

Las escuelas fundamentales rurales serían mucho más útiles si, antes de enseñar la historia de Europa o la geografía de Asia, enseñasen a sus alumnos la historia y la geografía de sus comunidades. Si, en vez de distraer las atenciones de los educandos con las jirafas y elefantes de África, les enseñasen como criar, con mayor eficiencia, los animales existentes en sus fincas con la finalidad de mejorar el auto-abastecimiento y el ingreso familiar. Dichas escuelas serían más útiles si enseñasen a los niños cómo evitar las plagas de la agricultura y de la ganadería, cómo identificar y eliminar las plantas que intoxican sus animales y los insectos que transmiten las enfermedades. En vez de hacerles memorizar la longitud del Río Nilo, sería más útil enseñarles cómo y porqué deberían evitar la polución de otro río: el río de su comunidad.



¿Jardines Colgantes de la Babilonia o huertas familiares?

Antes de abordar los Jardines Colgantes de Babilonia, sería conveniente enseñarles cómo y porqué deberían implantar huertas y árboles frutales diversificados en sus fincas y cómo adoptar medidas de conservación del suelo para que éste siga produciendo con altos rendimientos. En vez de enseñar sobre los héroes de las guerras de otros continentes, deberían enseñarles sobre los "héroes" de sus propias comunidades; sobre aquellos "héroes" que otorgaron una educación ejemplar a sus hijos, que tuvieron una destacada participación en la solución de los problemas de la comunidad y que progresaron gracias a la dedicación al trabajo bien ejecutado y a la eficiencia en el uso adecuado de los escasos recursos disponibles. Esas escuelas deberían mostrar a sus alumnos los buenos ejemplos de aquellos "héroes" de la comunidad o del municipio que no robaron, que no engañaron a sus vecinos, que no poseen vicios, que no practican la violencia, que no son egoístas, etc.

Si la escuela es rural deberá "agriculturalizarse" y "ruralizarse"

En otras palabras, es necesario "agriculturalizar", "ruralizar" y volver más realistas, más instrumentales y más pragmáticos los contenidos educativos de esas escuelas; asimismo es necesario eliminar de sus sobrecargados currículos los contenidos excesivamente teóricos, abstractos y con baja probabilidad de ser utilizados en la vida, en el trabajo rural. En su lugar, deberían ser incluidos o ampliados contenidos más prácticos, utilitarios y aplicables por los educandos en la solución de los problemas más frecuentes que ellos enfrentan y seguirán enfrentando en la vida cotidiana de sus fincas, y también de sus hogares, de sus comunidades y de los mercados rurales.

lunes, 7 de febrero de 2011

El tema de la (falta de) seguridad y el garantismo

Esto es de 2009, sin embargo mantiene una vigencia absoluta. Reincido en varias de mis ideas (digamos que soy como un bicho que siempre vuelve al mismo agujero).
Pero vale para entender por qué algunas humoradas tienen vigencia. Hoy el viejo conocido Samuel Pruczanski me envía el chiste que está por ahí metido en la columna y me acordé que el mismo ya había sido relatado por mí. Y de ahí a meterlo en este página... un solo paso.
Acá va. Es de septiembre de 2009 y lo titulé: Los chistes que hay que escuchar

El humor es una de las armas de protección que tienen la gente y los pueblos para enfrentar las injusticias. Es de manual.

Ely Chinoy, un sociólogo norteamericano, refería esto con una buena historia del Sur de los Estados Unidos, contada desde la óptica de los negros que fueron dominados y tratados como esclavos durante siglos.
"Una mujer blanca y su doméstica negra tuvieron sus respectivos partos el mismo día. Cada una tuvo un hijo varón.
"Pasa el tiempo y un día la mujer blanca entra corriendo a la casa donde su criada negra está planchando ropa y el niño negro está jugando en su corralito".
La patrona dice, muy excitada, casi gritando:
"¡El bebé! ¡El bebé… ha dicho sus primeras palabras!"
Y el negrito desde su corralito se pone de pie y pregunta:
"¿Y qué fue lo que dijo, eh?"
El humor sigue constituyendo el único anticuerpo que tienen los pueblos para enfrentar las injusticias.
La 'sensación de inseguridad' es el eufemismo que se acuñó con motivo del crecimiento de los delitos así como de la virulencia de los ataques.
Puede que las fuerzas de seguridad y las autoridades del Ministerio del Interior demuestren que los delitos siguen siendo cuantitativamente similares que años anteriores.
Pero casi nadie podrá soslayar de que aumentó de un modo escandaloso la forma en que se perpetran. Hay saña, mucha saña.
No pocos ven detrás de esta tendencia una sensación de impunidad que subliminalmente fue metiéndose en dosis homeopáticas en la corteza cerebral de los integrantes de la sociedad.
¿Cuál fue el mensaje?
Que siempre habrá algún inciso que te saque de “gayola”; que siempre habrá algún juez “garantista” que te devolverá a la sociedad. No importa lo que hagas.
Que muchos seguirán discutiendo la validez de la castración química (aplicada en países como Suecia, Noruega, Francia y desde agosto en Cataluña, España) mientras los violadores siguen siendo liberados. ¡Y vuelven a las andadas, sin más!
Y hasta los bien pensantes cuestionarán a una legisladora misionera que propuso que cada violador liberado tenga sus carteles de recepción en los barrios que digan: “Este hombre ya fue condenado por violaciones cometidas” y se coloque la foto del susodicho.
Sí, claro.
Los garantistas dirán que está mal. Irán rápido al Inadi y demostrarán que se está produciendo la discriminación.
Cuando se les pregunte: “¿Y qué de las eventuales violaciones que se están evitando...?”, simplemente levantarán los hombros, como diciendo… “Yo, de eso, no me hago cargo”.
¿Y la garantía para los violados, qué..?
Por eso, el humor.
Me despierto en el medio de la noche y veo a alguien andando en mi patio. Sigilosamente me acerco al teléfono y llamo al Comando Radioeléctrico.
“Me preguntan si el ladrón estaba armado; de qué calibre era el arma; si estaba solo; si ya estaba dentro de la casa…”
“Aclaré que no y que de las características del arma no sabía nada... Me dijeron que no había ningún patrullero para ayudar, pero que iban a mandar a alguien en el momento que fuera posible. Que si pasaba algo que volviera a llamar ...!!!!”
“Dos minutos después llamé nuevamente y dije con voz muy calmada: “No hay necesidad de que se apuren. Yo ya maté al tipo con un tiro de escopeta calibre 12 que tengo guardada para estas situaciones. Y el tiro se lo pegué en la cara...!!! Le volé la cabeza y ahora sus sesos están regados por el jardín”.
Pasados menos de tres minutos, había en mi calle cinco patrulleros de la Policía Federal; un helicóptero; el Defensor del Pueblo, el Fiscal de turno, dos patrullas de Defensa Civil, un equipo de reporteros de televisión; fotógrafos; un diputado, dos concejales y un grupo de derechos humanos, que desde luego no se perderían esto por nada del mundo. También llego Hebe de Bonafini con Schoklender. Y Eugenio Zaffaroni llamó por teléfono”.
La Policía agarró al ladrón in fraganti, quien estaba mirando todo con cara de asombro, tal vez pensando que la mía era la casa del Jefe de Policía.
“En medio del tumulto, un Oficial se aproximó y me dijo: Creí que había dicho que había matado al ladrón.
Yo le contesté: Creí que me habían dicho que no tenían a nadie disponible para mandar…”
Quizá para el final, el diálogo real con un magistrado del fuero penal en Misiones que no es -desdichadamente- ningún chiste.
“Pero ustedes los jueces siguen amparando a los violadores, ¿eh?”
“No (en tono ofendido) aplicamos la ley. Rigen el 'In dubio pro reo' (principio jurídico que dice que sin pruebas suficientes, se falla a favor del acusado) así como el Pacto de San José de Costa Rica (se computan dos años por cada uno que pasan detenidos). Y eso no se puede soslayar. Tenemos que liberar”.
Y así.
“Bueno, pero si le agarran a tu hija y la violan… ¿qué?”
“¡Ah, no! Ahí voy a Encarnación, contrato un sicario y lo hago boleta al violador”
Clarito, ¿no?